Thursday, January 11, 2007

"EL MILAGRO DE ANA SULLIVAN" (THE MIRACLE WORKER)



La comunicación: Desarrollo mental, aprendizaje lingüístico y relación social.


Después de visualizar la película El milagro de Ana Sullivan (Arthur Penn, 1962) trataremos de abordar, explicar y analizar los aspectos más interesantes de la misma, para lo cual estructuraremos este comentario en tres partes. En la primera parte se incluye un resumen de la historia real de Ana Sullivan y Hellen Keller, acaecida a finales del Siglo XIX en Estados Unidos. La segunda parte la dedicamos a comentario de los aspectos que creemos más interesantes de la película, resaltando sobre todo los referentes al aprendizaje llevado a cabo por la niña, y a los medios empleados para ello por su institutriz. Finalmente, en la tercera parte incluimos una reflexión sobre los procesos mentales que ayudaron a Hellen a desarrollar su capacidad lingüística e intelectual que nos surge después de ver esta película y conocer la historia real.

La historia real de Anne Sullivan y Hellen Kéller.

Helen Keller quedó sorda y ciega a causa de una enfermedad cuando tenía 19 meses de edad. Llegó a desarrollarse culturalmente y ser una escritora y conferenciante pública mundialmente famosa. Helen no se desanimaba fácilmente. Pronto comenzó a descubrir el mundo usando sus otros sentidos. Tocaba y olía todas las cosas que estaban alrededor de ella y sentía las manos de otras personas para "ver" lo que estaban haciendo e imitaba (copiaba) sus movimientos. Cuando tenía siete años de edad inventó 60 signos diferentes que le servían para comunicarse con su familia. Al no poder expresarse ni entender, su frustración aumentó con la edad y su rabia iba a peor. Se convirtió en una persona salvaje, revoltosa y muy agresiva. Esta situación hizo que se viera claramente la necesidad de hacer algo. Justamente, antes de cumplir siete años, la familia contrató a una tutora privada.

Anne Sullivan venía de un ambiente muy pobre. Había perdido la visión cuando tenía cinco años y fue abandonada en una casa de escasos recursos. Tuvo la suerte de haber encontrado un lugar donde fue bien acogida, el Colegio Perkins para Ciegos en Boston. Después de varios años, y tras dos operaciones con éxito recuperó su visión. Se graduó obteniendo el título de honor. Para el director de la escuela estaba claro que Anne Sullivan era la persona adecuada para educar a Hellen Keller.

El primer paso de Anne fue comunicarse con ella venciendo su agresividad con fuerza y paciencia. El siguiente paso fue enseñarle el alfabeto manual. Anne le ponía en contacto con los objetos y le deletreaba en la mano las palabras. Así comenzó a animarse y cada cosa que encontraba la cogía y preguntaba a Anne cómo se llamaba. Así fue preparando a su alumna con nuevas palabras e ideas que necesitaría para enseñarle a hablar. Como resultado de todo este trabajo, Hellen llego a ser más civilizada y amable, y pronto aprendió a leer y escribir en Braille. También aprendió a leer de los labios de las personas tocándoles con sus dedos y sintiendo el movimiento y las vibraciones.

Anne la ayudó en varias instituciones trabajando con otros materiales y textos, enseñándole distintas lecciones y actuando como su intérprete. Ella interpretaba en las manos de Hellen lo que los profesores decían en clase, y transcribía en los libros utilizando el sistema Braille.
Hellen se graduó con título de honor de la Radcliffe College en 1904. Tenía un poder de concentración extraordinario, muy buena memoria y muy buenos recursos personales para mejorar. Mientras estaba en aquella escuela escribió "La Historia de Mi Vida". Este libro tuvo un rápido éxito y gracias a él ganó suficiente dinero para comprarse su propia casa.

La ceguera era, a menudo, causada por una enfermedad que también era la causa de que muchos vivieran en pobreza. Hellen colaboró en la creación de la Fundación Americana para los Ciegos con el objetivo de ofrecer servicios a otras personas ciegas. Llegó a ser famosa, invitada por muchos países y recibió títulos de Honor de diferentes universidades extranjeras.



La película

La importancia de esta película radica ante todo en el mensaje de esperanza que transmite, es un canto a la igualdad entre las personas, a la superación personal (tema que gusta mucho en la cinematografía norteamericana), y a la importancia de la educación en el crecimiento integral de la persona, y en la búsqueda de la felicidad de la misma. Desde el punto de vista comunicativo, la historia supone un hito en el ámbito de la enseñanza del lenguaje a personas discapacitadas, así como la película adquiere el carácter de importante documento de estudio y análisis por parte de los estudiosos de la comunicación.

Todos los intentos anteriores de meter en cintura a la niña Hellen habían fracasado, no se conseguía dar con los medios para acaba con la agresividad de la niña, y por más que fuese muy grande la dulzura con la que se la tratase, ella seguía mostrando actitudes violentas ante cualquier situación de estrés físico o emocional a la que la sometiesen. La institutriz Sullivan cambió por completo la mecánica de trabajo a la que se estaba acostumbrando a la niña, basada en la utilización de estímulos positivos y apremiantes para con la niña, cuando ésta se mostraba violenta y frustrada. Este comportamiento que tenían con su hija su padre y su madre, y que también habían utilizado los otros logopedas que trabajaron con la niña, no hicieron más que darle a la niña la impresión de que ella tenía el poder, de que con unos golpes que diese ya podía conseguir lo que quisiera, produciendo en ella también la convicción de que dado que con su comportamiento era aceptada y premiada, debiera ser el suyo un comportamiento socialmente aceptado y bueno.

La profesora Sullivan se enfrentó a la difícil tarea de acabar con todos estos supuestos que el comportamiento de la niña y la permisividad y bondad de los padres habían instalado en la mente de la misma. Intentó hacer consciente a la niña de que su comportamiento violento no era el adecuado y de que con él nunca más podría volver a conseguir lo que quería, para lo cual tuvo que recurrir a formas cercanas a la violencia física con la niña. La niña poco a poco iba siendo consciente de que sus antiguos comportamientos ya no le serían útiles para conseguir sus fines (tratábanse sus fines casi únicamente de comer lo que quisiese, cuando quisiese, y moverse por donde quisiese haciendo lo que le placiera) mientras siguiese al lado de la nueva figura de la autoridad para ella, su institutriz, por ello intentaba acercarse a la figura de su madre que en lugar de actuar con ella con severidad lo hacía con permisividad. Entonces se hizo necesario separar a la niña de sus anteriores vínculos con el resto del mundo (su familia), y aislarla con su institutriz para continuar con el proceso de aprendizaje que habían comenzado. Esto supuso un dilema moral para la familia de la niña, sobre todo para la madre, que finalmente se dio cuenta de que el amor de verdad no se basa en la permisividad y la bondad infinita, sino en tomar las decisiones que resulten más positivas en un sentido último y absoluto para la persona que se quiere.

Paralelamente a este proceso de aprendizaje del comportamiento social y las normas impuestas, la institutriz iba comenzando con su pupila otro proceso para poder enseñarla a comunicarse, y lo hacía de tal modo que a cada cosa que la niña tocaba, olía, o saboreaba, le correspondían simultáneamente una serie de gestos manuales de la institutriz que obligada a palpar en sus manos a su pupila. En la película en un principio y durante mucho tiempo la niña no relaciona en absoluto las cosas que sensorialmente recibe del mundo con los gestos que palpa de las manos de su maestra, y es en un instante y lugar determinado cuando comprende que están relacionados esos conceptos, de manera que unos gestos se refieren a unos conceptos y otros a otros, y viceversa. En mi opinión esta reacción de la niña que en la película es algo puntual, en la realidad debió de ser algo progresivo, un proceso en el que la niña poco a poco comienza a reconocer que determinados signos de las manos de su maestra son los mismos cuando ella realiza determinadas acciones.

Este punto de la historia real supone el final de la película, a partir de ahí ya sabemos como continúa la historia.


Reflexión psicolingüística.


Lo que a mi me llama la atención de la historia de la niña Hellen Séller son los procesos mentales que van ocurriendo en su cerebro de esta chica Hellen (y por consiguiente de otras personas que también puedan ser ciegas sordas y mudas), a la hora de realizar sus pensamientos.

Una persona normal sin discapacidad, cuando es un bebé y no conoce el lenguaje ni es capaz de realizar pensamientos complejos, silogismos en los que quepan distintas posibilidades o razonamientos en los que se puedan tomar uno o varios caminos, solamente es capaz de realizar pensamientos simples, encaminados a las necesidades más inmediatas y biológicas (tengo hambre, pues lloro), o como los de anticipar acciones futuras mediante “indicios”( siendo este tipo de pensamiento ya ciertamente desarrollado).

Todos estos tipos de pensamientos sencillos se desarrollan en el cerebro casi de una manera automática, sin la necesidad de tener que pensar en realizarlos, digamos que se piensan “solos”, que cuando surgen se expresan inmediatamente. Esto hace pensar que sean instintivos y no “pensados” en un idioma. Sólo son pensados los referentes, las imágenes, pero no sus representaciones abstractas, que son los lenguajes.

Cuando un individuo es adulto puede realizar pensamientos complejos, silogismos en los que quepan distintas opciones y ramas de posibles nuevos pensamientos. Podemos pensar en el pasado, en el futuro, en lo que hemos hecho y en lo que haremos…Y todos estos pensamientos, a medida que los vamos desarrollando en nuestra mente, van siendo representados en la misma, a modo de monólogos literarios, gracias al lenguaje.

Digámoslo de un modo más simple: “yo pienso en castellano”. Todas estas palabras que estoy escribiendo previamente van pasando por mi cabeza, y no lo hacen como referentes ni como imágenes sino que lo hacen como si fuesen sonidos pronunciados por mi boca pero que sólo resuenan en mi cabeza. Cuando voy a llegar a mi casa y pienso en lo que voy a hacer esa tarde, no lo hago imaginándome como una imagen en movimiento haciendo todas las cosas que haré esa tarde, sino que hago una especie de narración interna en la que utilizo mi propio lenguaje, que es la misma lengua que utilizamos todos los que hablamos castellano. Por el contrario el hombre que ha nacido en Francia y habla en francés supongo que sus pensamientos los realizará en francés.

Es por esto que me planteo el interrogante de cómo llegó Hellen Keller a desarrollar por completo su capacidad intelectual sin haber podido nunca hablar ni escuchar una lengua.

Realmente lenguajes si que llegó a conocer, ya que mediante el tacto conoció el lenguaje para los sordomudos y el lenguaje Braille, por lo que supongo, aunque se me antoja difícil de imaginar, que los pensamientos, los monólogos interiores que se desarrollaban en la mente de Hellen irían no en castellano como los míos, sino en lenguaje para sordomudos, de modo que en vez de escuchar en su interior las palabras como a mí me ocurre, quizás “viese” o recordase la sensación táctil producida en ella por cada uno de los símbolos lingüísticos que conformaban las palabras de sus pensamientos, a medida que estos se iban produciendo.


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